martes, 22 de octubre de 2019

Paul Cézanne El Padre del Arte Moderno |


Paul Cézanne (Aix-en-Provence, 19 de enero de 1839 - Ib., 22 de octubre de 1906)
 fue un pintor francés posimpresionista, considerado el padre de la pintura moderna y cuyas obras establecieron las bases de la transición entre la concepción artística decimonónica hacia el mundo artístico del siglo XX, nuevo y diferente.

 Sin embargo, mientras vivió, Cézanne fue un pintor ignorado que trabajó en medio de un gran aislamiento.

 Desconfiaba de los críticos, tenía pocos amigos y hasta 1895 expuso solo de forma ocasional. Fue un «pintor de pintores», que la crítica y el público ignoraban, siendo apreciado solo por algunos impresionistas y al final de su vida por la nueva generación.




Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo     Postimpresionismo
Tamaño               47,5 cm × 57 cm
Localización       Museo de Orsay, París, Bandera de Francia Francia

Los jugadores de cartas (Les Joueurs de cartes en el título francés original) es una serie de cinco cuadros sobre el tema de la partida de cartas, que realizó el pintor francés Paul Cézanne1​ entre 1890 y 1895 (la comenzó estando en Suiza y la acabó en Aix-en-Provence)



lunes, 14 de octubre de 2019

Bacon vuelve a bailar en París


Hasta el 20 de enero el Centro Pompidou de París acoge la primera retrospectiva de un artista obsesionado con los cuerpos: los vuelve líquidos y los pinta deformes


En el tríptico «En memoria de George Dyer» (1971), Francis Bacon esparce sobre una mesa a su mujer deformada





Carlos Herranz.
Los autores que alimentaron el universo trágico que marcó las últimas dos décadas de Francis Bacon son el hilo conductor de una de las exposiciones que marcan la agenda del nuevo curso cultural en París y que está siendo ampliamente aplaudida por la crítica. Desde Nietzsche hasta T.S. Eliot pasando por Joseph Conrad, un puñado de creadores que llenaron la biblioteca, el alma y los pinceles del artista británico y que marcaron definitivamente su rica y convulsa producción en los setenta y los ochenta. En total, sesenta cuadros que se exponen en el Centro Georges Pompidou y que configuran la primera retrospectiva de Bacon en Francia desde 1996. Los lienzos, muchos de ellos en el formato tríptico característico de este icono del siglo XX, entablan un diálogo con los textos literarios de los autores predilectos del pintor, «un lector ávido» según el comisario de la muestra, Didier Ottinger, que explica que la muestra ayuda a comprender el imaginario del artista y sus intenciones.
La muestra parte de un año esencial para comprender a Bacon: 1971. Entonces tenía 62 años y se dan dos circunstancias que marcarían el resto de su vida. Por un lado, se celebró en el Grand Palais de París su primera exposición que lo consagró internacionalmente y, por otro, el suicidio de su amante George Dyer, a quien había conocido en plena noche cuando intentaba robar en su taller. Su muerte le permitió acometer una transformación estilística notable para pintar de una forma más simple e intensa a la vez. Fue el acontecimiento que lo dotó de ese sello inconfundible que lo catapultó como uno de los principales exponentes de la pintura del siglo XX. De hecho, las primeras obras expuestas son nuevas versiones que hizo de sus propios lienzos como «Estudio del Papa rojo», a la vez inspirado en la obra de Velázquez «Retrato de Inocencio X».

El ser humano es el centro

En el tríptico «En memoria de George Dyer» (1971), Bacon deforma a su amante y lo esparce sobre una mesa –estética que recuerda a «El último tango en París», la película en la que Bertolucci descubrió y reflejó la expresividad del pintor–, mientras que en otro tríptico realizado dos años después lo imaginaba difuminado en un retrete en el momento de fallecer por una sobredosis de barbitúricos. Bacon hizo al ser humano el auténtico epicentro de su obra. Incluso se obsesionó con pasar los cuerpos por orificios como si quisiera volverlos líquidos, en un ejercicio de experimentación con formas humanas que define su sello. Como también lo realizaron esos autores que marcan la exposición «Bacon en todas sus letras», que puede visitarse hasta el próximo 20 de enero en el Centro Pompidou y que cuenta con la originalidad de tener seis salas, entre los cuadros, en las que el visitante puede escuchar los textos de los autores que más influyeron en él con ejemplares de su propia biblioteca. A partir de ahí, la exposición no explicita los rasgos literarios observables en cada lienzo sino que se limita a señalar las trazas para que el espectador haga el enlace.

Pese a que el ser humano vuelve a ser en esta muestra el centro de gravedad del universo de Francis Bacon, lo cierto es que el británico consideró «Agua de un grifo» (1982) su gran obra maestra, en la que pinta la que emana de un grifo difuminando el lavamanos sobre el que se vierte. «Un lienzo inmaculado» dijo Bacon al respecto. A propósito, el comisario del Pompidou, Didier Ottinger, ha señalado que fue «como si pintara el agua sin tocar el cuadro». 

Otra genialidad de unos de los artistas más cotizados del arte contemporáneo.

Dónde: Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, París.
Cuándo: hasta el 20 de enero de 2020.
Cuánto: desde 11 euros.

miércoles, 9 de octubre de 2019

El Louvre evacua 250.000 obras amenazadas por el Sena


Dichas creaciones se encuentran en el sótano del museo pero hace dos décadas que están en peligro por las crecidas del río


Liévin acogerá las 250.000 obras del Louvre amenazadas por el Sena (Michel Spingler / AP)
El Museo del Louvre se prepara para uno de los desafíos más faraónicos de su historia contemporánea: el traslado en los próximos cinco años de más de 250.000 obras amenazadas por el Sena, que tendrán como destino su nuevo centro de conservación en Liévin, antigua cuenca minera del norte de Francia. Son las piezas que el museo más visitado del mundo esconde en su sótano, en pleno centro de París, y que desde hace dos décadas están en peligro por las crecidas del río.
La Prefectura de Policía lanzó la primera alerta en 2002, pero las inundaciones de junio de 2016, por las que el Louvre tuvo que cerrar durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras, confirmó la urgencia de una mudanza que finalmente se ha establecido a poco más de una hora en tren de la capital.
El Museo del Louvre se prepara para uno de los desafíos más faraónicos de su historia contemporánea: el traslado en los próximos cinco años de más de 250.000 obras amenazadas por el Sena, que tendrán como destino su nuevo centro de conservación en Liévin, antigua cuenca minera del norte de Francia. Son las piezas que el museo más visitado del mundo esconde en su sótano, en pleno centro de París, y que desde hace dos décadas están en peligro por las crecidas del río.


La Prefectura de Policía lanzó la primera alerta en 2002, pero las inundaciones de junio de 2016, por las que el Louvre tuvo que cerrar durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras, confirmó la urgencia de una mudanza que finalmente se ha establecido a poco más de una hora en tren de la capital.
Las inundaciones de 2016, por las que el Louvre tuvo que cerrar durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras, confirmó la urgencia de una mudanza


Centro de conservación del Museo del Louvre, en Liévin, que acogerá las más de 250.000 obras que se encuentran en el sótano del museo más visitado del mundo, en pleno centro de París (María Díaz Valderrama / EFE)
Tras aquella crisis, el Estado francés se puso las pilas y en menos de dos años ha zanjado la construcción de su Centro de Conservación, inaugurado este martes, situado a unos diez minutos del Louvre de Lens y reservado a investigadores. “Este nuevo centro muestra la ejemplaridad del Louvre en materia de conservación. Obras vulnerables por el riesgo de inundación, como se vio en 1910 y 2016, quedarán mejor guardadas para su estudio. Es justo que transmitamos este patrimonio a las futuras generaciones”, dijo en la inauguración el presidente del museo, Jean-Luc Martinez. El edificio, a cargo del estudio de arquitectos Rogers Stirk Harbour + Partners, está articulado en torno a una amplia galería, con seis gigantescas salas concebidas a medida.
Desde un lienzo de cinco metros de altura hasta pequeños objetos arqueológicos, todos tienen ya una plaza especialmente reservada en Liévin. El cemento recubre suelo, paredes y techo, ayudando a mantener una temperatura constante pese a sus altas bóvedas de hasta seis metros de alto, en salas llenas de impresionantes rejas movibles preparadas para guardar hasta 300 lienzos.
Este nuevo centro muestra la ejemplaridad del Louvre en materia de conservación”
JEAN-LUC MARTINEZ Presidente del museo


“No queríamos crear un edificio que compitiera con la famosa galería, sino que exhibiera su propio propósito, pues está dedicado a la preservación”, explicó a Efe el arquitecto principal, Graham Stirk. En su mayoría, acogerá obras arqueológicas, además de algunas pinturas y grandes tapices que hasta ahora se mantenían almacenados enrollados por falta de espacio, lo que no será un problema en Liévin.
La peripecia del traslado comenzará a finales de este mes y el tránsito de camiones será constante hasta 2024 y empezará por las piezas más grandes. Prueba de la importancia del proyecto fue que Martínez estuvo acompañado en la inauguración por el ministro de Cultura, Frank Riester; el presidente de la región Hauts-de-France, Xavier Bertrand; el alcalde de Lens, Sylvain Robert, y el de Liévin, Laurent Duporge.
No queríamos crear un edificio que compitiera con la famosa galería, sino que exhibiera su propio propósito, pues está dedicado a la preservación”
Todos confían en que el centro consolide ese antiguo valle minero, golpeado por sucesivas crisis económicas e industriales desde los años 70, como un referente de la cultura nacional. La llegada del Louvre-Lens en 2012 sirvió ya para atraer 3,5 millones de visitantes desde su apertura. Sin embargo, la pintoresca zona, que guarda una estética industrial protegida incluso por la Unesco, sigue aquejada por un abandono latente reflejado en el continuo recorte de trenes de alta velocidad entre París y Lens, reducidos a la mitad desde hace una década.
El proyecto ha costado 60 millones de euros, 34,5 de los cuales financiados por el Louvre -según el museo gracias al pago de los derechos del Louvre de Abu Dhabi por usar su nombre-, y el resto por el ministerio, la región y los Fondos de Desarrollo Regional de la Unión Europea. De sus 18.000 metros cuadrados, más de 9.000 albergarán obras y hay posibilidad de ampliar un 5 % su terreno.
Pese a la privacidad del lugar, que servirá también para acoger temporalmente colecciones de otros museos de la región y de países en conflicto, su muro exterior es un panel acristalado para que los vecinos puedan al menos intuir sus tareas de restauración. A la espera de que esté plenamente operativo, la antigua localidad minera de Liévin se enorgullece ya de su nuevo residente, como defendió su alcalde, que no dudó en decir lo que muchos comentaban en voz baja: “Merci, la Seine!”.