domingo, 12 de noviembre de 2017

ARTE PRIVADO, Muestra Colectiva de Fin de Año

ARTE PRIVADO, galeria de arte - presenta el miercoles 29 de noviembre 2017 - Muestra Colectiva - De grandes maestros....
Diversidad de tecnicas - como asi tambien Esculturas y presentacion de libros



Berni Antonio (1905-1981)

Hijo de un sastre italiano, nació en Rosario donde comenzó su camino del arte pintando paisajes post impresionistas. En 1925, gracias a una beca, viajó a París en donde, en contacto con otros artistas argentinos, formó el famoso grupo París. Frecuentó a Max Jacob, quien lo introdujo en la técnica del grabado, y a los surrealistas, quienes influyeron en su obra y su ideología. Un profundo humanismo animó su obra, Berni la definía como “pintura de la calle”. Con sus personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel, narra lo que sucedía en las villas miseria. Sin duda el amor por el hombre, el amor por la justicia y la libertad, fueron los grandes motores de su obra.


Presentacion de serigrafias de Antonio Berni...
Marta Perez Temperley - grabados -  premio Alberto J. Trabucco 2012  al grabado.



 Juan Carlos Castagnino, con todas sus disciplinas artisticas
Enrique Policastro, oleos - Marcos Tiglio, oleos - Angel Laddaga, oleos y pastel - Julio Barragan, oleo - entre otros artistas

El portacarpeta con artistas extranjeros y nacionales

Y una gran sorpresa un libro de artista lleno de generosidad artistica

Siempre hay razones - 
 El arte de tomarse el tiempo para celebrar -







miércoles, 8 de noviembre de 2017

MÁGICA SUSTANCIA” El marchante de arte que rejuvenece cuadros de 400 años en menos de un minuto



El resultado es sorprendente para la vista pero tiene dudosas garantías de conservación, según los expertos
El barniz protege los cuadros pintados al óleo, ayudando así a su conservación. Pero tiene un inconveniente: con el tiempo oscurece la pintura. Esto es lo que ocurre con la mayoría de pinturas realizadas por verdaderos genios del pincel que lucen actualmente en museos de todo el mundo.
El galerista e historiador británico, Philip Mould, tiene una solución para rebajar, e incluso eliminar, el tono amarillento de las obras de arte. En su perfil de Twitter, el experto ha publicado un vídeo mostrando cómo cambia un cuadro del S.XVII tras aplicarle una sustancia gelatinosa en su superficie. El cuadro parece volver a su lustre original, pues vuelve a lucir los colores vivos originales.
Sin un análisis de laboratorio, resulta difícil saber que contiene la que han bautizado como “mágica sustancia”, pues ni el propio Mould ha aclarado de qué producto se trata. Pero todo parece indicar que contiene decapante, es decir, un producto que se usa en restauración para eliminar los barnices oxidados que no permiten ver la pintura.
Esto es algo arriesgado, pues los expertos aseguran que cada barniz necesita su propio producto, pues no existe uno universal. Además, el proceso de decapado es algo irreversible, por lo que resulta alarmante que se haga tan a la ligera, sin una valoración de riesgo previa ni bajo la supervisión de un laboratorio.
Mould ha asegurado que no conoce demasiados detalles sobre la pieza que está restaurando. De hecho, en un tuit anterior, ha asegurado que su objetivo es que, tras la restauración, salgan a la luz otras pistas que ayuden a descubrir quién es la mujer que aparece en el cuadro y su posible autor. “Todo lo que sabemos es que ella [la persona que aparece en el cuadro] tenía 36 años y fue pintado en 1618”, explica el marchante de arte.
Esto ha alarmado a otros restauradores, que han expresado sus críticas en los comentarios de su publicación. Algunas de sus aportaciones es que utiliza un pincel que resulta abrasivo para el cuadro. Además, en estos casos, se suelen utilizar algodones para comprobar qué elementos del cuadro se están erosionando con la limpieza, y esto es algo que Mould no se ha molestado en hacer.
Esta actuación formaría parte de un capítulo de Fake or Fortune, un programa de televisión británico, presentado por el propio Mould y la presentadora Fiona Bruce, que se encarga de averiguar la procedencia de diferentes obras pictóricas. El galerista ha prometido a sus seguidores subir una imagen del resultado completo en cuanto tenga la restauración finalizada.

sábado, 4 de noviembre de 2017

La colección Gurlitt, oculta desde la II Guerra Mundial, al fin sale a la luz



Museos de Berna y Bonn exhiben parte de las 1.500 obras halladas en 2013 en un piso de Múnich, muchas expoliadas por los nazis


Operarios sostienen el «Retrato de Maschka Müller», de Otto Müller, en el Kunstmuseum de Berna –


Al abrir la puerta de un armario de la cocina, con la esperanza de encontrar un vaso en el que beber agua y refrescarse tras horas catalogando cuadros, apareció el «Puente de Waterloo», uno de la serie que Monet pintó durante su estancia en Londres, en 1871, cuando huyó de París por los sucesos revolucionarios de la Comuna. El perito contratado por la fiscalía de Múnich avisó al resto de los expertos que también había que vaciar la cocina, y tras el Monet fueron apareciendo, cuidadosamente envueltas y ordenadas entre latas de comida caducadas desde los años 80, varias litografías de Otto Dix, la «Muchacha melancólica» de Ernst Ludwig Kirchner, «El Sena, vista del Puente Nuevo con el Louvre al fondo», de Pissarro… Todas estas obras, escondidas desde la II Guerra Mundial en el modesto piso de Cornelius Gurlitt, pueden verse desde hoy por primera vez gracias a la exposición conjunta que presentan el Kunstmuseum de Berna y el Bundeskunsthalle de Bonn, dos muestras paralelas bajo el título conjunto de «Dossier Gurlitt» y que atestiguan seguramente el más increíble episodio de la historia reciente del arte.
Los nazis robaron 91 de las obras del «tesoro de Gurlitt»
La colección Gurlitt se quedará en Suiza
Alemania devuelve a sus dueños un dibujo de Von Menzel robado por los nazis


Operarios instalan en el Kunstmuseum de Berna «Leonie», de Otto Dix


El hallazgo de una de las mayores colecciones de arte de Europa fue fruto de la casualidad. A finales de 2013, a un agente de aduanas en la frontera con Suiza le llamó la atención que Cornelius Gurlitt, un hombre de 80 años que vestía poco menos que harapos, dejase entrever un grueso fajo de billetes al sacar el pasaporte para pasar la frontera. Las obras las descubrieron los inspectores de Hacienda que registraron el piso de Múnich y la casita de Salzburgo propiedad de un aciano que vivía en la más absoluta austeridad y sin relaciones sociales. El conjunto, apenas recontados los cuadros, se desvelaba como el mayor hallazgo artístico del período de posguerra, con alrededor de 1.500 trabajos de primer orden y valoradas de entrada en más de mil millones de euros


Un hombre fotografía una obra de Emil Nolde, de la colección Gurlitt, en el Kunstmuseum de Berna-
Se trataba de su herencia. Su padre fue marchante de varios jerarcas nazis y amasó su propia colección con obras «degeneradas» oficialmente despreciadas en los años 30. Los interrogatorios policiales y la presión mediática pudieron con su corazón y Cornelius Gurlitt murió a causa de un paro cardíaco un año después de que su secreto saliese a la luz. En su testamento, donó todas sus obras al museo de Berna. Desestimados los recursos de dos familiares lejanos, las autoridades alemanas se ofrecieron para ayudar en la tarea de catalogación, valoración y legitimación de los cuadros, que desbordaba a las autoridades suizas, y finalmente un juzgado de Múnich allanó el camino para que sean expuestas ahora por primera vez.

«El público podrá acceder a estas obras de arte de las que tanto se ha hablado en las noticias como un hallazgo insólito y un tesoro oculto», ha dicho Nina Zimmer, comisaria de la exposición en Berna, durante el acto de inauguración, subrayando que la exposición también supone una oportunidad para estudiar por qué el mundo del arte ha sido poco autocrítico sobre su papel durante la era nazi.


Un hombre pasa ante dos obras de Nolde en el Kunstmuseum de Berna
Antes de su exposición al público, todos los cuadros de la colección Gurlitt han sido estudiados para garantizar que su procedencia era legítima. La documentación ha estado años en internet para facilitar a que cualquier posible legítimo heredero pudiera reclamar sus obras y detectives de arte de medio mundo se han afanado buscando conexiones, pero solamente cuatro cuadros han sido reclamados y devueltos. Sigue en curso la disputa legal por «La montaña de Sainte Victoire», de Cézanne, hallada detrás de una despensa en Salzburgo, que la familia del artista quiere de vuelta.

Matisse, Chagall, Klee, Beckmann, Kirchner, Rodin, Nolde, Courbet, Durero, Canaletto... Como buen marchante, Gurlitt padre tenía todo bien documentado y además de los cuadros dejó garantías como la carta manuscrita del genio expresionista Max Beckmann, ofreciéndose para testificar sobre la legitimidad de una de sus obras y destacando que el comerciante de arte había hecho posible una exposición de sus cuadros en Hamburgo, a pesar de ser considerados por el régimen nazi como «arte degenerado» y «corriendo por ello peligros personales». También se conserva al completo el expediente de desnazificación acreditado por el tribunal de Bamberg el 12 de enero de 1948, que liberó a Gurlitt de toda sospecha y le permitió recuperar al menos parte de la colección, confiscada por las tropas norteamericanas.


«Autorretrato de Lovis Corinth», de la colección Gurlitt, en el Kunstmuseum de Berna
La muestra, que ofrece la posibilidad de ver vuadros que llevaban siete décadas ocultos, «parte de una visión autocrítica que pone en cuestión el polémico papel de Suiza como centro neurálgico en el campo lucrativo del arte nazi», según Zimmer, y requiere de dos sedes simultáneas, dada su extensión, a pesar de que solamente exhibe un 10 por ciento de los fondos de la colección.

En la Bundeskunsthalle de Bonn se pone el foco en las obras de arte robadas a judíos y demás perseguidos por los nazis, con la intención de «rendir homenaje a las personas que se convirtieron en víctimas de los robos de arte nacionalsocialistas, además de a los artistas "degenerados" que fueron difamados y perseguidos por el régimen nazi». En Bonn se presta atención en particular a la suerte que corrieron los artistas, coleccionistas y marchantes de arte judíos, que en muchos casos se enfrentaron a persecuciones y a tribunales irregulares y arbitrarios.