domingo, 17 de septiembre de 2017

Inspiración y amistad de Antoni Tàpies



Le coq saigné' de Pablo Picasso, una de las obras más cautivadoras y complejas de la serie de naturalezas muertas que pintó el artista tras la Segunda Guerra Mundial.

Coleccionó piezas de Giacometti, Miró, Picasso o Rothko.
Antoni Tàpies fue uno de los artistas más destacados del siglo XX, pero no sólo eso. El pintor y escultor catalán fue además un excepcional coleccionista que reunió obras de otros autores, algunas veces por simple amistad y otras porque las piezas de sus compañeros le servían de inspiración.
Así, Tàpies sumó obras maestras de Alberto Giacometti, Joan Miró, Pablo Picasso -autor que le dejó profundamente impresionado cuando le conoció en París- o Mark Rothko.


Algunas de ellas han sido seleccionadas ahora por Christie's para formar parte de la subasta de Noche de Arte de Posguerra y Contemporáneo, que se celebrará el próximo 6 de octubre; de la venta Up Close, que se llevará a cabo el 3 de octubre y de las próximas subastas de Arte Impresionista y Moderno de febrero del próximo año.


'Homme (Apollon)', concebida en uno de los períodos más apasionantes de la vida de Alberto Giacometti y datada en 1929.
Antes, las piezas seleccionadas visitarán Londres, Nueva York, Hong Kong o Madrid.




Tàpies está 'Untitled (Orange and Yellow)', una visión luminosa del período final de Mark Rothko.

La colección de Antoni Tàpies, que fue "construida en torno a su deseo de comprender los misterios de la vida", abarca diferentes periodos y culturas, incluyendo ejemplos de estatuas Khmer junto con pintura abstracta moderna y surrealista, arte tribal africano y antigüedades.

Ecléctica como pocas, dicha colección se expuso en la casa familiar, diseñada por el arquitecto catalán José Antonio Coderch a principios de los años 60, siguiendo las precisas instrucciones del artista, y fueron capaces de crear en dicha vivienda un ambiente único, absorbente y caleidoscópico, que el artista compartiría con su esposa, Teresa.




Homme (Apollon)', concebida en uno de los períodos más apasionantes de la vida de Alberto Giacomet ti y datada en 1929.

viernes, 15 de septiembre de 2017

PERTENECÍAN AL REINO DE ARAGÓN



A subasta las “cartas robadas” que las tropas de Napoléon sustrajeron de Zaragoza en 1809
La sala Ansorena saca a la venta un lote que perteneció al Archivo del Reino de Aragón y que desapareció tras el sitio de la capital maña, según denuncia Apudepa


Portada de uno de los libros del Archivo de Reino de Aragón (Apudepa)


Zaragoza era una plaza clave en plena Guerra de la Independencia (1808-1814). La capital maña garantizaba la comunicación de la zona noroeste de España y permitía abastecer a las tropas que se encontraban en Catalunya. Así que, cuando el pueblo se sublevó contra el régimen impuesto por Napoleón, las tropas francesas actuaron con rapidez.
Un ejército al mando del general de brigada Charles Lefèvbre-Desnouettes llegó desde Pamplona para recuperar el control de la ciudad, un enclave estratégico entre Madrid, Barcelona, Valencia y el País Vasco. Unos 5.000 soldados de infantería, tres escuadrones de caballería y seis piezas de artillería llegaron a Zaragoza en junio de 1808.
Zaragozaera una plaza clave en plena Guerra de la Independencia
La poco fortificada ciudad, los escasos cientos de soldados profesionales y los más de 10.000 voluntarios parecían un endeble rival para las tropas napoleónicas. Pero el primer sitio resultó un fracaso estrepitoso. Los franceses se marcharon a la carrera y no regresaron hasta diciembre. El asedio fue mucho más violento en esta ocasión. Cuando el ejército de Napoléon tomó la plaza, en febrero de 1809, Zaragoza estaba prácticamente destruida.