jueves, 14 de julio de 2016

HEIL CONDENADO nuevo libro Extraño reclamaciones de Hitler no murió en WW2, pero huyó a Paraguay y murió allí en 1973



El historiador Abel Basti ha hecho las reclamaciones asombrosas, pero no es el único que tiene esta teoría
Hay ciertas figura histórica que invitan teoría de la conspiración después de la teoría de la conspiración, y Adolf Hitler es sin duda uno de ellos.
Autor e historiador Abel Basti ha despertado una vez más las afirmaciones del malvado dictador no murió en un búnker junto a su esposa con un día de Eva Braun el 30 de abril 1945.
Hitler murió de una herida de bala en la cabeza, mientras que Braun fue envenenado por una pastilla de cianuro. Perecieron cuando quedó claro que las fuerzas aliadas habían ganado la Segunda Guerra Mundial y sus cuerpos fueron quemados fuera del bunker a continuación, poner en una tumba poco profunda.
Algunos siguen a disputar estos hechos sin embargo.
En su nuevo libro de Hitler en el Exilio , Basti sugiere el dictador realidad se escapó de Alemania y se dirigió a la Argentina, antes de instalarse en Paraguay.
El historiador alega Hitler fue ayudado por el dictador Alfredo Stroessner, el Presidente del Paraguay entre 1954 a 1989, y, finalmente, murió el 3 de febrero 1971 - cuando él habría sido 81.
Esta es una nueva versión de su libro y ha sido publicada en Argentina.
Basti insiste en que su historia no es tan extravagante como parece.
Sugiere Hitler y Braun podrían haber escapado del búnker a través de un túnel que lo llevó directamente a un aeropuerto, dejando el cuerpo de otro para ser descubierto.
El historiador afirma que un helicóptero hubiera estado esperando por el dictador, lo que le habría llevado a un avión con destino a España. Después de que se hubiera transferido a las Islas Canarias, antes de un submarino lo llevó a Argentina.
"Hubo un acuerdo con los EE.UU. que Hitler se escaparía y que no debe caer en manos de la Unión Soviética,"
"Esto también se aplica a muchos científicos, los militares y espías que más tarde tomó parte en la lucha contra el régimen soviético."
Se afirmaba que Hitler estaba en Argentina durante una década antes de que se trasladó a Paraguay, que es donde Basti cree que murió en 1971.

"Las familias ricas que le ayudaron en los últimos años fueron los responsables de la organización de su funeral," dijo.
"Hitler fue enterrado en un búnker subterráneo, que ahora es un elegante hotel en la ciudad de Asunción. En 1973, la entrada del búnker fue sellada y 40 personas llegó a decir adiós a Hitler ".


miércoles, 13 de julio de 2016

¿Cómo se cortó Van Gogh la oreja?



Una exposición en Amsterdam arroja nueva luz sobre la enfermedad mental del pintor

El retrato de Félix Rey, el médico que le curó la herida a Van Gogh cuando se mutiló la oreja, se ha convertido en la estrella de la muestra



El Museo Van Gogh de Amsterdam se adentra en uno de los aspectos más oscuros del genio holandés. Al borde de la locura. Van Gogh y su enfermedad, que podrá verse hasta el 25 de septiembre, se centra en la inestabilidad psíquica del pintor, su lucha por superar unos ataques que le impedían pintar, y cómo estos influyeron en su obra y en su entorno. La muestra concluye con las circunstancias que rodearon su suicidio, revólver incluido, y su último cuadro: Raíces de árbol (1990), que se quedó en el caballete sin terminar.
¿Por qué y cómo se cortó la oreja? ¿Cuál era la naturaleza de su enfermedad? ¿Por qué se suicidó a los 37 años? Para responder a estas preguntas el museo ha reunido 25 cuadros y dibujos realizados todos ellos en el último año y medio de vida. También hay cartas inéditas que arrojan luz sobre su enfermedad –aunque la naturaleza de la misma sigue siendo un enigma–, tales como la petición firmada por 30 vecinos de Arles que, alarmados por su estado mental, pedían que se recluyera al loco pintor en un sanatorio. También se muestra al público el recordatorio de su funeral.
Camille Pissarro, pintor impresionista que falleció trece años después que Van Gogh, pronunció unas palabras proféticas: “Cuando conocí a Vincent, inquieto, pelirrojo, con sus penetrantes ojos azules, siempre fumando en pipa, y con un cuaderno debajo del brazo, pensé que o se volvería loco o nos superaría a todos. No sabía que ocurrirían las dos cosas”.


Al borde de la locura. Van Gogh y su enfermedad es la primera de una serie de exposiciones que el museo organizará cada verano en la planta baja del edificio Kurokawa, mientras prepara las grandes muestras del otoño. El relato comienza en Arles, con el encuentro de Van Gogh con Gauguin, de donde arranca la manifiestación más clara de su desequilibrio psíquico. Vincent había conseguido que su amigo fuera a la localidad francesa. Ambos decidieron poner sus energías y su talento al servicio de la pintura y fundar una colonia de artistas en la Casa Amarilla. Pero las desavenencias se fueron agudizando, el contacto era cada vez más tenso. El 23 de diciembre de 1888 Van Gogh se cortó la oreja izquierda con la cuchilla de afeitar con la que amenazaba a Gauguin. Éste puso punto final a su estancia en Arles y Van Gogh volvió a la soledad. El doctor Félix Rey le curó la herida y, en agradecimiento, Vincent, cuando se recuperó, le hizo un retrato. Esta
obra, proveniente del Museo Pushkin de Moscú, convierte a aquel profesional anónimo en la estrella de la exposición. Primero porque es la primera vez que este óleo visita Amsterdam; segundo, porque una carta del doctor aclara todo el mito de “la oreja de van Gogh”.
Aunque en distintas publicaciones se lee que Van Gogh se cortó el lóbulo de la oreja izquierda, Bernadette Murphy, historiadora irlandesa afincada en Arles, demuestra que no fue así. Van Gogh se cortó la oreja de tajo y le quedó una minúscula parte del lóbulo. Murphy ha investigado a partir de documentos de testigos, ha observado los cuadros de la oreja vendada y ha hablado con médicos, pero el testimonio decisivo fue una carta del doctor Rey dirigida a un novelista americano. Irving Stone pidió directamente información al doctor Rey para su novela. En la carta de respuesta, que se encuentra en la Biblioteca Bancroft de la universidad de Berkeley, el médico señala gráficamente la parte qué se cortó y lo que quedó. La herida se le fue cerrando y en el dibujo Van Gogh en el lecho de muerte, realizado por Paul van Ryssel, se aprecia cómo quedó después de cicatrizar.


La exposición abunda en documentos visualizados sobre las paredes blancas y en vitrinas. Una sala está dedicada a los cuadros del final de su estancia en el sanatorio psiquiátrico de San Remy. Van Gogh se vuelve más personal en sus representaciones. Se identifica con Jesús muerto, copiado de un cuadro de Delacroix, o con Lázaro resucitado, a partir de un grabado de Rembrandt. Está también el famoso Segador, donde Van Gogh explica a su hermano: “El segador representa la muerte; el trigo, la humanidad. Pero no es triste porque todo ocurre a la luz de día, bañado en una fina luz dorada”. A propósito del óleo Jardín del asilo, de 1889, le escribe a Theo: “El último destello de un rayo de sol hace que el ocre se aclare hasta llegar a naranja. Entenderás que la combinación rojo ocre, el verde oscurecido con gris y las líneas negras que marcan los contornos provocan un sentimiento de angustia del que de vez en cuando padecen mis compañeros de fatigas. Además, el motivo del gran árbol herido por el rayo y la sonrisa enfermiza de la última flor de otoño confirman de nuevo este sentimiento”.
En un momento de 1889, cuando estaba pintando Entrada a una cantera, le sobreviene otro ataque, pero se esfuerza por acabar el cuadro. Hace un intento de envenenarse, cuenta en una carta. Todavía en Saint Remy pinta una serie de dibujos y un cuadro sobre temas de Brabante, región de Holanda donde nació. Son reflejo de su nostalgia de juventud y recuerdos de la familia que él no pudo formar.

Como su salud iba a peor, decide irse a vivir cerca de Theo. Este se encontraba en una crisis familiar porque quería empezar con un negocio de arte por cuenta propia, lo que a su mujer le parecía imprudente, lo mismo que a Vincent, ya que acababan de tener un hijo. Por fin se instala en Auvers-sur-Oise, en la pensión del doctor Gachet.


Aquí, en dos meses, realizó setenta cuadros. Es un trabajar convulsivo. Esta crisis familiar, más la incertidumbre sobre el futuro financiero y las crisis de salud cada vez más frecuentes, agravan la situación que según los conservadores de la exposición le llevaría finalmente al suicidio.
En junio de 1890 pintó unos campos de trigo apaisados con cielos que presagian tormenta y escribió: “Así pues, en cuanto volví, me puse a trabajar, a pesar de que casi se me cae de los dedos el pincel. Son grandes espacios de mieses bajo unos cielos revueltos y no tenía que salirme mucho de mi camino para expresar mi tristeza, mi absoluta soledad” (Carta a Theo). Pero su último cuadro es Raíces de árbol, que se quedó en el caballete sin terminar.

Una serie de diagnósticos que van desde depresión o trastorno bipolar, pasando por trastorno límite de la personalidad, locura religiosa, sífilis, epilepsia o problemas de identidad, hasta un total de doce, aparecen en la pared de la última sala de la exposición como posibles desequilibrios de Van Gogh. La exposición no se inclina por ninguno, pero sí que tiene un mensaje. “Algunos creen que la obra de Van Gogh, su colorido y pincelada tiene tal fuerza expresiva a causa de su locura, –explica Ninke Bakker, comisaria de la exposición–. Todo lo contrario, lo es a pesar de su locura. Cuando sufría un ataque no podía hacer nada y menos pintar”.
En una pequeña lápida junto al un muro del cementerio de Auvers se lee: Ici Repose Vincent van Gogh 1853-1890, y junto a él la de su hermano, que falleció un año más tarde. El término descansa suena como a algo muy merecido, después de una lucha titánica que sólo su vocación artística le ayudaba a volver a empezar.El museo organiza un simposio el 14 y el 15 de septiembre para profundizar en el tema de los diagnósticos con expertos médicos e historiadores del arte.