lunes, 21 de marzo de 2016

Y ahora Fidel...que vas a decir....



El presidente estadounidense Barack Obama saluda al canciller cubano, Bruno Rodríguez

Ahora, cuando ya tiene más de 70 años, Elio García recuerda exactamente dónde estaba el 16 de abril de 1961.
"En la esquina de 23 y 12", dice, señalando la calle desde el portal de su casa en La Habana. "Yo estaba hacia atrás en la multitud, pero lo recuerdo claramente".
las famosas frases de Fidel Castro:"¡Lo que no nos perdonan es haber hecho una Revolución socialista en sus propias narices! "


Y ahora Fidel...que vas a decir....
Solo pienso cuanta gente murio. Cuanta gente peleo y sigue en lucha
Un pueblo, donde estan las imagenes de Fidel.. por todos lados. Ahora escondido en su madriguera, sin aliento….algun dia llegaría…..

Al final, miro la tele, miro un avion....y se abre la puerta y quien esta en el suelo cubano...
El presidente de los Estados Unidos de America...
Al final Fidel, entrego....se bajo sus...
No eran tiempos que los lideres no se bajan, no se entregan....
Admiro al pueblo cubano, toda mi gran consideracion por tantos años  de Soledad..
Cuantos murieron pero este personaje...


Algunos lograron mirar el final
CUANTOS MURIERON POR UNA REVOLUCION......el engaño fue . una revolucion nacional, pero al final fue Socialista

domingo, 20 de marzo de 2016

Algunos de los robos más artísticos de la historia



'La Gioconda', 'El grito' o colecciones particulares como la de Esther Koplowitz figuran entre los hurtos más famosos
El grito y la Gioconda pueden ser dos de los rostros más conocidos de la historia del arte, no solo por la maestría de sus autores (Edvard Munch y Leonado da Vinci, respectivamente), o por la carga simbólica de cada una de las obras, también por lo que se ha jugueteado con ellas desde el bigote que Duchamp le puso a la Mona Lisa, hasta el emoticono de Whatsapp basado en la angustiosa obra de Munch; y, además, por haber protagonizado otros hechos más desgraciados: ambas fueron robadas de los museos que las alojan
Así, la Gioconda, objeto de deseo de infinidad de coleccionistas, no estaba en su lugar el 22 de agosto de 1911, se esfumó sin que nadie se diera cuenta. Inmediatamente el museo del Louvre cerró para comenzar la investigación del robo de uno de los cuadros más famosos del mundo. La obra había desaparecido el día anterior que era lunes y el centro estaba cerrado. Un carpintero que había trabajado en el Louvre, Vicenzo Peruggia, y conocía bien tanto el lugar como al personal, perpetró el robo. Le quitó el cristal y el marco, operación a la que estaba acostumbrado y sacó la tabla de 77 x 53 centímetros bajo la ropa. Durante las investigaciones, Picasso, que vivía en París, y el poeta Guillaume Apollinaire fueron interrogados como sospechosos. Finalmente, más de dos años después del robo apareció la obra en Florencia donde el ladrón la llevó ofreciéndosela a un marchante italiano, que junto con el director de la galería de los Uficci la reconoció y avisó a la policía. En el juicio, Peruggia alegó motivos nacionalistas para justificar el robo, quería que la obra de Da Vinci colgara en las paredes del museo florentino.
Los robos de El grito, de Munch, son más recientes y más frecuentes ya que, de las cuatro versiones que realizó el pintor, varias han sido sustraídas. En 1994, el mismo día que se inauguraban los juegos olímpicos de invierno de Lillehammer (Noruega), una banda encabezada por Pål Enger entró en la Galería Nacional de Oslo, en menos de un minuto descolgó el óleo y lo sacó del museo. Hasta les dio tiempo a dejar una nota que decía: "Gracias por la falta de seguridad". El evento deportivo había acaparado un gran número de efectivos de las fuerzas del orden. Tres meses después, El grito fue rescatado por la policía. El ladrón la había tenido entre las tablas de la mesa de su comedor. En 2004, otra versión de El grito y La Madonna fueron robadas del museo Munch. Los ladrones entraron y pistola en mano se llevaron las dos obras que fueron recuperadas en agosto de 2006.
Tampoco Van Gogh se ha librado de estos artísticos rateros. En 1991, el museo dedicado al pintor en Ámsterdam sufrió un atraco en el que unos encapuchados se llevaron una veintena de obras entre las que estaban Los comedores de patatas y Los girasoles. Se quedaron escondidos en la institución cuando esta cerró, la operación no tuvo éxito ya que en unas horas las fuerzas de seguridad encontraron el botín abandonado en el coche que habían utilizado para huir. Entre los detenidos por la policía holandesa había un vigilante de seguridad del museo, que sería el que hubiera filtrado información a los ladrones sobre las estancias del centro.

Otro episodio casi increíble -todo lo que rodea a estos hurtos tiene un toque peliculero- fue el que aconteció en mayo de 2010 en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París. Hace tan solo seis años fueron sustraídos un picasso, un braque, un léger, un matisse y un modigliani.
Colocar en el mercado obras de arte es una tarea harto difícil, imposible si se trata de piezas tan conocidas como las anteriores. Las divisiones de las fuerzas de seguridad de cada país que se dedican al cuidado del patrimonio están en permanente alerta y no dejan que los ladrones puedan ganar dinero con estos robos. Aun así, no cesan en sus intentos, como demuestran otros ejemplos ocurridos en España con el Códice Calixtino de la Catedral de Santiago de Compostela y los mapas de la Cosmographia de Ptolomeo de la Biblioteca Nacional. Estos últimos fueron sustraídos en 2007 junto con otros documentos por un usuario de la biblioteca con carnet de investigador. La devolución se realizó gracias a la colaboración de la policía de Gran Bretaña, Francia, Australia, Estados Unidos y Argentina. El ladrón del manuscrito del siglo XII de la catedral de Santiago, Manuel Fernández Castiñeiras, trabajó 25 años en el templo. Se llevó el códice de la cámara de seguridad donde estaba y lo guardó en un garaje que usaba como trastero. En el juicio alegó que lo robó como represalia por el despido improcedente que había sufrido. Hoy se enfrenta a una pena de ocho años y dos meses de prisión.
Pero no solo las instituciones sufren estos golpes. El pasado verano dos goyas fueron robados de un domicilio de la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada, las obras tienen un valor en torno a los cinco millones de euros. Hace 15 años la casa de la empresaria Esther Koplowitz fue asaltada por una banda de ladrones que se llevaron 19 obras, todas declaradas Bien de Interés Cultural. Un año más tarde volvió a tener todas las obras en su poder, entre ellas destacaban pinturas de Goya, de Sorolla y de Juan Gris. En esta ocasión los culpables fueron localizados por la policía pero no siempre es así. Por ejemplo, más de un cuarto de siglo después de uno de los robos más importantes perpetrados en Estados Unidos, concretamente en el museo Isabella Gardner de Boston, todavía no se conoce el paradero ni de ladrones ni de las piezas de Rembrandt, ni de Veermer, ni de Manet..., a pesar de la recompensa de cinco millones de dólares (casi cuatro millones y medio de euros).

martes, 15 de marzo de 2016

EL MAYOR GOLPE DE ARTE CONTEMPORÁNEO



Robadas cinco obras de Francis Bacon en pleno centro de Madrid
Las pinturas están valoradas en unos 30 millones y el dueño es un español, amigo y heredero del pintor. El golpe fue hace nueve meses y se investiga con sigilo y hermetismo
Una casa señorial ubicada en un tranquilo barrio del centro de Madrid ha sido el escenario del mayor robo de arte contemporáneo ocurrido en España en las últimas décadas, cinco cuadros de Francis Bacon, el genial pintor irlandés fallecido en 1992 en Madrid, valorados en, al menos, 30 millones de euros, según algunas estimaciones. Un golpe limpio y sin ruido en una de las zonas más seguras y vigiladas de la ciudad.
El robo tuvo lugar el pasado mes de junio, el propietario presentó una denuncia y un juzgado de Madrid investiga con el mayor sigilo el paradero de esta colección particular de paisajes y retratos, según confirman fuentes de la investigación que han declinado aportar detalles. El mutismo de los investigadores y del propietario son totales.
Las obras son propiedad de J. C. B, de 59 años, un amigo del pintor que las recibió en herencia y es aficionado al arte. Agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía, dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial, buscan los cuadros dentro y fuera de España sin que hasta el momento hayan obtenido resultados. Creen que las obras todavía no han salido del país.


Los ladrones bloquearon la alarma y no dejaron huellas. La vivienda está situada junto al Senado
La obra de Francis Bacon es una de las más cotizadas del mundo. El tríptico Tres estudios de Lucian Freud— el nieto de Sigmund Freud y amigo del pintor irlandés—, se consideró entonces como el segundo remate más caro de la historia. Se subastó en 2013 en Christie y el comprador pagó 142,4 millones de dólares ( 127,2 millones de euros). Según The Wall Street Journal, su nueva dueña es la exmujer de un magnate de los casinos de EE.UU.
En la que está considerada la subasta más cara de la historia, celebrada en noviembre de 2014 en la misma casa de subastas londinense- se recaudaron 682, 3 millones con obras de varios autores-, el cuadro La Figura sentada de Francis Bacon se vendió por 32 millones.
El golpe fue muy rápido y silencioso. Los ladrones aprovecharon la ausencia por unas horas en su domicilio del dueño de la obra, un edificio exclusivo situado muy cerca de la Plaza de la Encarnación, a escasos metros del Senado, una zona muy vigilada y poco transitada. Ni el portero de la finca, de cinco alturas, ni los vecinos vieron ni escucharon nada. En el edificio no hay cámaras de seguridad, aunque las de la zona han sido examinadas por los agentes de la Policía.


El piso dispone de alarma y estaba conectada, pero los autores del robo lograron anularla y la central de seguridad no recibió el aviso por lo que pudieron pasearse por los salones de la vivienda y llevarse los cinco cuadros de Francis Bacon, así como otros objetos de valor. Se sospecha que mientras se producía el saqueo un miembro de la banda vigilaba al dueño de la colección para avisar si este regresaba a su domicilio.
El golpe fue obra de profesionales ya que no dejaron huellas ni cabos sueltos que ayuden a seguir su pista. Se sospecha que los autores sabían que en ese exclusivo, pero discreto y antiguo edificio, se albergaba esta valiosa colección del pintor irlandés nacido en 1909 en Dublín y fallecido a los 82 años de una dolencia cardiaca en la clínica Ruber de Madrid, ciudad que visitaba con mucha frecuencia en viajes, casi siempre privados, y donde tenía muchos amigos y admiradores.
La Policía vigiló Arco con la esperanza de que se intentaran mover los cuadros robados
Confidentes y colaboradores de la Policía asomaron la nariz con más interés y curiosidad que nunca en Arco, la feria de arte en Madrid que acoge a decenas de galeristas de todo el mundo y atrae a compradores de distintas nacionalidades. Esperaban que alguien diera el paso de ofrecer en la trastienda de este evento alguno de los cinco Bacon robados, especialmente porque ninguno de los cuadros es de gran tamaño. Era un escenario idóneo y caliente, para que los ladrones ofrecieran su botín, pero estos no dieron un paso en falso.
"El círculo en el que se puede vender una obra como está es muy pequeño. No es nada fácil ofrecer un Francis Bacon, grande o pequeño, sin que llegue a los oídos de los ojeadores de este sector tan especial. Los ladrones no lo van a tener nada fácil", asegura un experto en pintura contemporánea que pide el anonimato. ¿Y los robos por encargo? "Esa clase de robos no es real y solo aparece en las películas. No hay casos de este tipo en España", afirma un especialista de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Bacon tenía su estudio en un barrio del norte de Londres, pero era un gran amante de España, de Madrid y visitante asiduo del Museo del Prado. Sus últimas obras— seis cuadros y tres trípticos— formaron parte de la exposición de apertura de la galería Marlborough en la capital de España en 1992, un homenaje al maestro.